Ultimos Anuncios!!!

Como elegir una Cámara!

Sin duda alguna ¿Qué cámara me compro? es una de las preguntas que más se repite, y que más nos envían, cuando alguien nos pide consejo sobre temas de fotografía. Una pregunta, con difícil respuesta, más aun cuando, a priori, no conocemos las inquietudes fotográficas de quien las plantea.
5b415a0a74765006f122f979f487f751
Por eso hoy vamos a hacer, de nuevo, un esfuerzo, para intentar encaminar esa difícil decisión que a todo aficionado le llega en algún momento de su vida gadgetera.

Intentaremos hacer una estructura, característica por característica, haciendo hincapié sobre lo que debemos fijarnos para que, en función de lo que estéis buscando, encontréis vuestra cámara ideal.

Vamos a verlos:

1. Los megapíxeles


Ya os lo hemos dicho en muchas ocasiones, los megapíxeles no es la característica más importante de una cámara de fotos, por lo tanto, ignora, relativamente, esta característica. Prácticamente todas las cámaras del mercado superan en la actualidad los 10 megapíxeles, algo más que suficiente para cualquier usuario normal.

Los megapíxeles, al fin y al cabo, lo único que nos proporcionan es el tamaño final de la foto, por lo que sólo deberás tenerlo en cuenta si tienes pensado hacer grandes ampliaciones de tus fotos. Y cuando digo grandes ampliaciones, no me refiero a fotos 20×30, sino a grandes ampliaciones de verdad (de tamaño póster, para arriba).

El único beneficio extra que nos puede aportar tener megapíxeles de sobra es la posibilidad de reencuadrar las fotos a posteriori con nuestro programa de retoque preferido, que una vez más, es consecuencia del tamaño.

¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

Pues a la hora de comprar una cámara de fotos, los megapíxeles apenas debemos tenerlos en cuenta. Si buscamos una compacta o una bridge, 8-10 megapíxeles son más que suficientes y probablemente el sensor ofrezca una mejor respuesta que si optamos por más.

En una réflex es diferente, pero no mucho, 10-12 megapíxeles es también suficiente para el 95% de usuarios, a no ser que pretendamos empapelar nuestra habitación con las fotos, pero no creo que sea el caso.

2. El objetivo


El objetivo, sin embargo, si es un punto muy importante a tener en cuenta y tendremos que fijarnos en varias cosas:

# El rango focal, es decir, cual es la mínima posición y la máxima posición del zoom, que nos dará la cobertura que podremos tener con la cámara. Si buscamos abarcar mucho campo de visión buscaremos números bajos (cuanto más bajo, más campo de visión) y si buscamos hacer fotos a distancia, buscaremos números altos. Siempre tendremos que mirar el rango focal equivalente a 35mm, para poder comparar las distintas cámaras.

Por ejemplo, una cámara con rango focal 24-120mm abarcará más campo de visión que una 36-180mm, si embargo, ésta última, llegará más lejos cuando queremos enfocar un objeto lejano.

# El zoom óptico, que viene dado por las distancias focales de las que hablamos antes es el zoom que nos venden los fabricantes. Si seguimos con los ejemplos anteriores, el objetivo 24-120 mm tendrá un zoom 5X (24 × 5 = 120), al igual que el 36-180 mm (36 × 5 = 180), sin embargo, una tiene más angular (más cobertura) y otra más teleobjetivo (podremos encuadrar objetos más lejanos).

Por todo esto es importante saber que rango focal lleva nuestro objetivo, para así saber elegir, lo que más nos interese, un buen angular, un buen tele o un compendio de los dos.

Por otro lado, siempre fijaros en las distancias focales y en el zoom óptico, nunca en el zoom digital, que no sirve para nada (es cómo si ampliáis a posteriori la foto en el PC y la recortáis).

# La luminosidad, es el tercer punto a tener en cuenta en el objetivo, sobre todo si nos gusta hacer fotos en malas condiciones de luz, o no nos gusta utilizar el flash.

¿Y como sabemos la luminosidad del objetivo? pues a través del número f, que también podéis ver en el frontal del objetivo y en las características de la cámara. A menor número f, mayor es la cantidad de luz que entra en el sensor y por tanto menor la luz que necesitamos. Y por contra a mayores números f, menos luminoso será.

En esta característica no hay duda, cuanto más luminoso sea, mejor, aunque es una característica que suele repercutir bastante en el precio de la cámara.

# Por último también tenemos que conocer la calidad de la lente, que en definitiva es de las características que más influye en la calidad de la imagen, pero este es un punto complicado. Lo más fiable, es quizás, por un lado echarle un vistazo a las fotos, a máximo tamaño por internet, en flickr por ejemplo, o en las páginas que realizan análisis a fondo, y por otro confiar en una marca de calidad contrastada, como Leica o cualquiera de las grandes marcas de fotografía.

¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

Pues una vez que sabemos las características de los objetivos parece claro, pero para ello tenemos que saber que tipo de fotografía nos gusta o pretendemos hacer.

Si nos gusta la fotografía de paisaje, por ejemplo, buscaremos objetivos con bastante gran angular. Si vamos a usar mucho la cámara en condiciones de poca luz (interiores, fotos nocturnas, etc.) buscaremos un objetivo luminoso (valores de F bajos). Si queremos una cámara versátil, buscaremos una cámara con mucho zoom óptico y que cubra mucho rango focal, etc…

3. La pantalla LCD


La pantalla LCD nos servirá para poder revisar nuestras imágenes, navegar por los menús, configurar la cámara, etc…

Si la cámara no tiene visor óptico, también nos servirá para encuadrar las fotos, por lo que es importante que sea de un tamaño considerable, de al menos 2,5-3 pulgadas. En esta ocasión lo píxeles si son importantes, porque van a dar más definición a la imagen que veamos, por lo que cuantos más píxeles tenga la pantalla mejor que mejor.

La calidad de la pantalla también es algo fundamental, no es lo mismo un LCD que una pantalla AMOLED, que como sabéis mejora el contraste y la calidad de las imágenes, además de reducir el consumo energético, lo que redunda en la duración de la batería.

Otro punto importante es la cobertura de la pantalla, si la pantalla tiene una cobertura del 95%, significa que lo que vemos por ella no será exactamente el encuadre final de la fotografía, sino algo menor, y aunque podremos solucionarlo a posteriori con un programa de edición fotográfica, lo ideal es que la cobertura sea del 100%, para así asegurarnos de que lo que vemos en ella es lo que realmente obtendremos al final.

Tampoco hay que olvidarse de la cantidad de información que nos muestra, la interfaz de los menús, etc, etc. pero en este caso cada marca es un mundo, y no nos queda otra que probarla para ver si nos convence o por el contrario nos parece un sistema engorroso.


Otra característica a tener en cuenta, es que sea abatible y basculante. Aunque las pantallas actuales han mejorado considerablemente frente a los primeros LCD, tener una pantalla que podamos mover nos permitirá hacer fotos desde posiciones poco habituales, desde el suelo o desde posiciones altas, cosa que un LCD fijo no nos permitiría.

La tecnología táctil es cada vez más común en algunas pantallas, que aunque puede ser recomendable para compactas automáticas o bolsilleras, es más cuestionable cuando hablamos de cámaras relativamente avanzadas, ya que si no contamos con una interfaz muy cuidada y fluida, puede ralentizar el manejo de la cámara.

Por último también hay que tener en cuenta que a mayor pantalla, más consumo de batería, por lo que también tendremos que considerar este hecho.

¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

Cómo he comentado, no es mala idea buscar una pantalla decente, especialmente en las cámaras que no dispongan de visor óptico, y cuanto más píxeles tenga mejor. Una cámara con una pantalla de 3 pulgadas y cercana al millón de píxeles es una muy buena opción, y si además cuenta con tecnología LED, mejor que mejor.

Importante también mirar la cobertura de la pantalla, buscando porcentajes lo más cercanos posibles al 100% y la posibilidad de que sea abatible, sin olvidar la tecnología táctil en función de lo que necesitemos, aunque personalmente no la recomiendo aún en cámaras de fotos, un buen botón dedicado siempre será más rápido que una función táctil.

4. El Visor


Algunas de las cosas de las que hemos hablado para las pantallas son también válidas para los visores, especialmente cuando hablamos de visores electrónicos, tan de moda con las nuevas EVIL. Los visores electrónicos son al fin y al cabo pequeñas pantallas, que nos representan la imagen que capta el objetivo.

Por tanto, para los visores electrónicos, también podemos hablar de píxeles, de cobertura, de calidad, y de cantidad de información, aunque en este caso el software influye menos que cuando hablamos de la información que se nos muestra en pantalla, por lo que nunca está de más saber que cantidad de datos podemos ver, y por tanto configurar, sin tener que apartar la vista del visor.

Con los visores ópticos, al contrario que los electrónicos, lo que vemos es directamente la realidad, es decir, vemos a través del objetivo gracias a una serie de espejos, por lo que en esta ocasión la importancia recae directamente en el tamaño, normalmente proporcional al tamaño del sensor, la cobertura y la magnificación, muy importante como hemos dicho, y en la cantidad de información que nos muestra.


¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

En este caso está más claro aún que con las pantallas LCD. Visores grandes, luminosos, con cobertura lo más cercana posible al 100% (más importante de lo que parece) y que muestren el máximo posible de información. Esto es lo que tenemos que buscar.

4. El sensor


Cuando hablamos de calidad de imagen hay varias características de una cámara a las que tenemos que prestar especial atención. Una de ellas es la calidad óptica, es decir, la calidad de las lentes que tenga nuestro objetivo (ya sea un objetivo de réflex como el de una compacta), y que vimos en el primer post del especial, pero no sirve de nada tener buena calidad óptica si no tenemos un sensor a la altura.

Sobre los tipos y la calidad de los diferentes tipos de sensores podríamos hablar largo y tendido, pero nos desviaríamos un poco del tema principal. Tampoco queremos hacernos expertos en sensores así que yo voy a hablaros de un par de cuestiones más prácticas y fácilmente comprobables cuando compremos una cámara: el tamaño del sensor y los sensores retroiluminados.

Sobre el tamaño del sensor también habría mucho que discutir, pero siendo prácticos, y excepto casos puntuales, un sensor de mayor tamaño se comportará mejor (de forma general) que uno más pequeño. No es lo mismo el sensor de una réflex “Full Frame” que el de un móvil, creo que todos lo tenemos claro.


Por otra parte de los sensores retroiluminados ya os hemos hablado en Xataka, y os hemos contado sus principales beneficios.

En definitiva, mientras los sensores convencionales tienen un diseño en el que la “circuiteria” del sensor se coloca por delante de los fotodiodos (las células que captan la luz), en los sensores retroiluminados se colocan detrás, con la consecuencia directa de que no se interponen en el paso de la luz que tiene que llegarles a estos últimos.

Todo esto quiere decir que, finalmente, el sensor se comportará mejor en malas condiciones de luz, uno de las luchas constantes de los fabricantes. Por tanto un sensor retroiluminado siempre será mejor opción que uno que no lo sea, a igualdad de condiciones claro.

¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

Pues si no queremos complicarnos mucho la vida nos fijaremos en el tamaño del sensor, ya que como hemos dicho, un mayor tamaño suele significar una mejor respuesta general, por ejemplo, con altas sensibilidades. Hay muchos otros factores que influyen, como el tipo de tecnología (CMOS, CCD...) y podemos afinar mucho más, pero la calidad de un sensor es difícil de comprobar sólo viendo una tabla de características, por lo que la mejor idea puede ser navegar por internet para ver algún análisis de su calidad en las webs especializadas.

Respecto a los sensores retroiluminados hay menos duda. Si es retroiluminado mejor que mejor.

5. ISO


El rango de sensibilidades de un sensor es una característica a la que también tenemos que echarle un ojo. Cuanto mayor sea la sensibilidad que admite el sensor, más posibilidades tendremos de hacer fotos con poca luz, por resumirlo de una manera rápida.

Pero sólo hay que ver las imágenes superiores (son recortes al 100% de una foto) para comprobar como la sensibilidad del sensor influye en la calidad de la imagen. Una marca puede intentar vendernos que su cámara llega hasta un determinado ISO, pero eso no tiene que significar que a esa sensibilidad vayamos a tener buena calidad de imagen.

Es una característica que está ligada intrinsecamente al tamaño del sensor que lleve la cámara, y al igual que pasa con él, comprobar su respuesta a priori es complicado, por lo que no nos queda otra que bucear por la red para ver imágenes de ejemplo y cersiorarnos cual es el ISO máximo “usable” de la cámara en la que estemos interesados.

¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

Pues en el rango de sensibilidades que admite el sensor, siempre teniendo en cuenta dos cosas. Por un lado que el ISO máximo que se anuncia rara vez nos va a ofrecer buena calidad de imagen, así que no es mala idea contar con uno o dos pasos menos de lo que dice la marca (dividiendo por la mitad el ISO).

Por otro lado, también hay que tener en cuenta la relación entre el ISO y el tamaño del sensor. No es lo mismo un ISO 3200 en una réflex con sensor “Full Frame” que tiene unas dimensiones de 24×35mm que un ISO 3200 en una compacta de sensor pequeño. Mientras en la primera probablemente de una calidad aceptable, en la segunda será totalmente inútil, puesto que la imagen tendrá muchísimo ruido, casi con toda seguridad.


6. Estabilizador de imagen


Es una de las características que incluyen la mayoría de las cámaras fotográficas hoy en día, sobre todo cuando hablamos de cámaras de gama media-alta, e incluso algunas compactas básicas también se animan a incluirla entre sus características.

La estabilización surge a partir de la necesidad de corregir el movimiento de la cámara, bien de pequeñas vibraciones, o bien de movimientos involuntarios de la cámara, siempre hasta cierto límite, claro. Fundamentalmente la necesitaremos cuando disparemos en condiciones de poca luz sin flash, o cuando usemos teleobjetivos, ya que la velocidad de disparo, en ambos casos, suele ser más lenta de la necesaria para congelar la imagen.

La estabilización de imagen puede conseguirse de varias maneras, aunque fundamentalmente estaremos hablando de estabilización óptica, estabilización mecánica o estabilización por software.

El estabilizador óptico consiste en un sistema de desplazamiento de las lentes colocadas en el interior del objetivo que detectan y corrigen los movimientos de la cámara, tanto los horizontales como los verticales. El mecánico es un sistema parecido pero donde lo que se mueve es el sensor en si, que montado sobre una estructura especial, corrige los movimientos de la cámara. El último de ellos es un sistema puramente digital y que normalmente ofrece peores resultados, aunque suele ser complementario con los otros dos sistemas.


La estabilización óptica probablemente sea la más eficiente, ya que ha sido diseñada específicamente para cada objetivo aunque la mecánica tiene la ventaja de que al estar integrada en el cuerpo, es válida para cualquier objetivo que usemos, en el caso que trabajemos con réflex o cámaras sin espejo de objetivos intercambiables.

¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

Pues tener un sistema de estabilización siempre es buena cosa, sea cual sea, aunque evidentemente un estabilizador óptico o mecánico siempre funcionará mejor que uno que lo haga únicamente por software.

Conocer que tipo de estabilización tiene la cámara que vamos a comprar y, sobre todo, cual es su efectividad (en pasos de exposición), nos ayudará a saber hasta que punto podemos tener un “mal pulso” a la hora de realizar fotografías.


Pongamos un ejemplo:

Supongamos que tenemos un teleobjetivo con una distancia focal máxima de 200 mm (imaginad un zoom 4× 50-200mm equivalentes). Con el zoom al máximo nos haría falta una velocidad de obturación de 1/200 seg. (aproximadamente) para no tener problemas de imágenes trepidadas (borrosas) y pudiéramos congelar la imagen.

Si tenemos un estabilizador integrado que promete 2 pasos de estabilización significaría que podríamos disparar a 1/50 seg. ya que el estabilizador nos ayuda a poder bajar esa velocidad de disparo, al corregir los movimientos de la cámara.

En condiciones de poca luz pasa lo mismo. Necesitamos una velocidad mínima para conseguir que la imagen no salga borrosa. Con objetivos poco luminosos esa velocidad no se consigue siempre (de ahí que salte el flash en las automáticas). Si tenemos un estabilizador que funcione muy bien, podremos intentar disparar a menos velocidad sin flash, y obtener imágenes nítidas sin necesidad de subir la velocidad o de disparar con iluminación artificial.

7. Controles manuales: El concepto


Para poder entender la importancia de los controles manuales hay que conocer, al menos de forma básica, cómo funciona una cámara de fotos y cuales son los valores básicos que debemos dominar.

Estos valores básicos son dos: La apertura del diafragma y la velocidad de obturación.

La apertura podríamos definirla como la capacidad que tiene el objetivo de dejar pasar más o menos luz a través del diafragma. Una característica que está íntimamente relacionada con los números F, que ya vimos cuando hablamos de los objetivos. A menor número F, mayor es la luz que nos permitirá pasar el diafragma.


En este post del curso de fotografía de Xataka Foto podéis ver lo que se puede conseguir modificando el valor de la apertura del diafragma.

El segundo valor básico es la velocidad de obturación, es decir, la rapidez con que la cámara es capaz de abrir y cerrar el obturador, dejando pasar, más o menos luz al sensor, y que nos va a permitir bien congelar la imagen, o bien crear un efecto de movimiento, por ejemplo.

En definitiva hablamos de dos valores que principalmente nos permiten dejar pasar más o menos luz al sensor de la cámara y que combinados nos permiten realizar interesantes efectos y técnicas fotográficas.

Teniendo en cuenta que la fotografía es “el control de la luz” no hay más que decir sobre la importancia de que esta característica esté presente, siempre que queramos dominarla.


Los controles manuales, básicos para aprender fotografía

Las cámaras que no tienen controles manuales gestionan tanto la apertura como la velocidad del diafragma de forma automática, sin dar la posibilidad al usuario de manipular sus valores. Esto es interesante para los que sólo quieren disparar y no quieren complicaciones, sin embargo, si queremos tener la posibilidad de controlar la cantidad de luz que queremos dejar pasar y conseguir diferentes efectos variando los valores, es fundamental tenerlos presentes.

Tampoco queremos decir que haya que usarlos, pero siempre es buena idea que la cámara disponga de este tipo de controles por si avanzamos y queremos ir a más.

8. Formato RAW: el negativo digital


Otra de las características que no se deberían pasar por alto cuando buscamos una cámara de fotos es la posibilidad de disparar en formato RAW. El formato RAW podríamos definirlo como el equivalente al negativo en el mundo digital.

Se trata de un formato que contiene la totalidad de los datos de la imagen tal y como ha sido captada por el sensor y que por tanto nos permite una capacidad de edición mucho mayor al de otros formatos de imagen como el JPG, tan típico en las cámaras.

Disparar en RAW puede ayudarnos a modificar a posteriori una toma, sus luces y sombras, su temperatura de color, su exposición, etc… tal y como lo habríamos hecho si hubiésemos modificado esos valores en la cámara (hasta ciertos límites) por lo que su potencial es muchísimo mayor que otros formatos de imagen.

El principal inconveniente de este formato es la falta de estandarización: cada fabricante de cámaras usa su propia versión del formato, lo que puede producir incompatibilidades con ciertos programas, aunque es habitual que la mayoría del software de retoque se adapte y se actualice para ser compatible con las nuevas cámaras que salen al mercado, por lo que no debería haber mayor problema.

¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?


Si podemos elegir entre una cámara con controles manuales y otra sin controles manuales y queremos aprender algo de fotografía elegiremos la primera opción. Si no tenemos ninguna intención de controlar a nuestro gusto los valores básicos de fotografía optaremos por una automática.

Hay que tener en cuenta de que una cosa no quita la otra. Que una cámara disponga de controles manuales no quiere decir que no disponga de automatismos, por lo que siempre es buena idea que la cámara tenga la opción de controlar manualmente los valores de diafragma y velocidad de obturación.

Con el formato RAW pasa lo mismo. Siempre es buena idea poder disparar en un formato que almacena toda la información que es capaz de captar el sensor, independientemente de que usemos otros formatos como el JPG para determinadas fotos.

Y hasta aquí una de las características más importantes de las cámara de fotos. En el siguiente post finalizaremos el especial hablando de los automatismos y otras funciones interesantes.

9. Automatismos, para los que no quieren complicaciones

Aunque durante este especial le hemos dado importancia a temas como el sensor, el objetivo, o los controles manuales, y hemos menospreciado otras como los megapíxeles, también es verdad que no todo el mundo, cuando compra una cámara digital, le interesa tener un control total sobre la cámara, ni espera una calidad extrema en la calidad de imagen.


Usuarios hay de muchos tipos, y una gran parte se conforma con poder hacer fotos que salgan relativamente bien, y que prefiere que la cámara haga la mayor parte del trabajo posible, eligiendo la mejor configuración de forma automática.

Para esto están los automatismos, que incluyen la mayoría de compactas y cámaras bridge, e incluso algunas réflex de gama amateur.

Entre los automatismos más conocidos están los siguientes:

Modos de escena:

Prácticamente todas las cámaras de gama media-baja los incluyen. Cada marca los llama de una forma pero en definitiva el funcionamiento es el mismo.

Se trata de una serie de modos preconfigurados donde la cámara elige los parámetros más adecuados para cada tipo de fotografía. Así podemos encontramos con una infinidad de ellos, desde un modo retrato hasta un modo nocturno, pasando por cualquiera que nos podamos imaginar.

Algunos modelos de cámaras también incorporan la opción de que esta selección sea automática, facilitando aun más la tarea de realizar fotos en cualquier situación.


Reconocimiento de caras:

Es otro de los automatismos estrella de los últimos modelos de cámaras. Se trata de un modo en que la cámara es capaz de reconocer las caras que salen en el encuadre, con la idea de mejorar el enfoque y evitar las fotos en las que la cámara, por equivocación, enfoca donde no debería.

Existen modelos en los que incluso las mascotas (como perros y gatos) también son detectados por la cámara.

Reconocimiento de sonrisas:

Surge como complemento al reconocimiento de caras, y su funcionamento es parecido, aunque en esta ocasión de lo que se trata es de que la cámara se dispare automáticamente cuando detecta una sonrisa.

Práctico si lo que queremos es sacar la cara más amable de nuestros amigos, pero algo cuestionable en fotografía, ya que ni siquiera tenemos que pulsar el disparador, uno de los placeres de hacer fotos.


Panorámicas automáticas:

Es otra de las funciones que los fabricantes están incluyendo en sus últimos modelos. Básicamente se trata de facilitarnos la tarea de realizar panorámicas, tanto en el momento de la toma de fotos como en la edición posterior, ya que la cámara lo hace todo de forma automática.

En el caso de Sony, por ejemplo, basta con pulsar el disparador y hacer un barrido con todo lo que queramos abarcar; y la cámara hará el resto ofreciéndonos la imagen final ya montada.

10. GPS, el siguiente paso que se convertirá en estándar

Por último, hablaremos de una de las características que los fabricantes están incluyendo en algunos de sus modelos, y que probablemente se convierta en algo habitual en un par de años.

Se trata del GPS integrado, una característica interesante si queremos conocer donde hemos tomado nuestras fotos cada vez que que hacemos una salida fotográfica.


Básicamente, lo que la cámara hace, gracias a un módulo GPS interno, es introducir los datos de geolocalización (las coordenadas) en el EXIF de la imagen (en los metadatos del fichero) junto con el resto de características y datos de la toma, que nos va a permitir comprobar en cualquier momento en que punto exacto del planeta hemos tomado cada fotografía.

Pero lo interesante de esta característica, es la interacción de estos datos con el firmware interno, el software fotográfico o los servicios online de alojamiento de imágenes, que nos permitirán un mayor control y una mejor gestión de nuestras fotografías.

Además, algunos modelos (Panasonic por ejemplo), incluye una base de datos internas con puntos de interés, y nos mostrarán en pantalla qué es lo que estamos fotografiando, por ejemplo. Otros programas como iPhoto, o servicios online como flickr, también tienen muy en cuenta estos datos, por lo que es una función interesante y a tener en cuenta a la hora de comprar una nueva cámara, más si cabe si la queremos para usarla en nuestros viajes.

11. Grabación de vídeo, para los que quieren algo más que fotografía


Acerca de la grabación de vídeo en las cámaras fotográficas hay opiniones contrapuestas. Están los más puristas, que defienden que una cámara de fotos es para hacer fotos, y por otro lado, aquellos que defienden que la tecnología está lo suficientemente avanzada para que una cámara de fotos, aunque no esté diseñada y pensada para la grabación de vídeo, resuelve este cometido de forma brillante.

En cierto sentido, las dos opiniones tienen su parte de razón. Por un lado es cierto que la ergonomía y el diseño general de las cámaras de fotos, no están pensados para la grabación de vídeo, especialmente para grabaciones de larga duración, pero también es cierto que, cada día más, los fabricantes lo están teniendo en cuenta, facilitando mucho esta tarea en las cámaras actuales.
Compactas y Réflex, dos conceptos diferentes

Estamos acostumbrados a que la grabación de vídeo sea una característica que prácticamente todas las compactas, y cámaras Bridge incorporen, pero no fue hasta hasta hace un par de años cuando las marcas apostaron por la grabación de vídeo en las cámaras réflex.


A partir de ahí, el crecimiento ha sido exponencial, pocas marcas de fotografía se “atreven” a no incluir la grabación de vídeo entre las características de sus cámaras réflex.

Evidentemente, la grabación de vídeo en una réflex aporta beneficios implícitos al sistema, como la enorme ventaja y versatilidad que supone el poder cambiar de óptica, pudiendo usar cualquier objetivo del catálogo compatible con la cámara, con las implicaciones que eso conlleva. Además, podremos usar filtros y cualquier accesorio pensado para fotografía, lo que es un plus muy importante para potenciar la creatividad.

Además, la calidad óptica de los objetivos, el tamaño del sensor de las réflex o la mayor ergonomía frente a las compactas, han hecho de la grabación de vídeo una función que los usuarios, cada día más, reclaman a los nuevos modelos del mercado.


Por otro lado, también es interesante la cantidad de nuevos accesorios y opciones que están apareciendo en el mundo de las cámaras réflex para la grabación de vídeo. Actualmente pueden comprarse equipos y accesorios que conviertan y mejoren la cámara de forma considerable, eso si, a un precio elevado.
La resolución, los formatos de grabación y los fps

Full HD, el principal argumento de marketing del momento tecnológico que vivimos también afecta a la grabación de vídeo. Tanto en las compactas como en las réflex, la alta resolución, es la principal búsqueda de cualquier usuario que busca poder disfrutar de esta característica en su nueva cámara.

Cada vez más las cámaras de fotos ofrecen 1920 × 1080 píxeles para el vídeo, una resolución que, de momento, es más que suficiente para cualquier trabajo audiovisual que queramos afrontar.


Pero no sólo hay que tener en cuenta la resolución a la hora de buscar grabación de vídeo. Factores como los fps a los que podemos grabar o los formatos de compresión que utiliza cada modelo, deben ser factores a tener en cuenta a la hora de afrontar la compra.

En este sentido no puedo más que recomendaros este artículo del especial de vídeo que hicimos en Xataka hace unos meses, donde nuestro compañero Juan Polo lo explica mucho mejor de lo que pudiera hacerlo yo.
Principales inconvenientes de la grabación de vídeo en las cámaras de fotos

Pero no todo van a ser ventajas. La grabación de vídeo en las cámaras de fotos, frente a usar una cámara especialmente pensada para el vídeo son varias.

Una de las importantes y que no suelen tenerse en cuenta a la hora de comprar una nueva cámara es el tiempo máximo de grabación que prácticamente todas las cámaras tienen, bien por tamaño de archivo o bien por tiempo. Esto puede suponer un handicap importante si queremos usar esta característica para grabaciones prolongadas, ya que tendremos que parar y volver a grabar cada cierto tiempo.


La ergonomía es otro de los puntos flacos en este aspecto, ya que las cámaras de fotos no están pensadas especialmente para el vídeo ni para ser sujetadas de forma prolongada en la posición habitual de grabación, además de que normalmente los botones y mecanismos no están en el sitio más adecuado para ser usados con facilidad en esta tarea.

Otro inconveniente suele ser el audio, que normalmente no está a la altura de la calidad del vídeo, a no ser que compremos micrófonos externos u accesorios especializados. Los micrófonos integrados de las cámaras no suelen tener mucha calidad, por lo que es interesante comprobar que la cámara tenga conexión de audio para poder mejorar el sonido.

Por último hay que tener en cuenta que las baterías de las cámaras de fotos están pensadas para hacer fotos, por lo que si vamos a usar mucho la grabación de vídeo las baterías pueden acabarse en un suspiro, y tener que andar con varias de repuesto cuando tengamos pensado un uso intensivo de la cámara.

Y hasta aquí llegamos con el megapost!!. Espero que os haya sido útil.